¿Te sentiste así alguna vez?
Sandra, se sentía así. Su trabajo le gustaba, pero no se sentía valorada. Había una persona en su equipo que siempre le tiraba todo abajo, era cómo que le hacía agachar la cabeza. Según ella: “me tira dardos venenosos en todas las reuniones”. Y Sandra no sabía qué hacer, más que quedarse enojada y enfrascada en sus pensamientos negativos, sintiéndose mal consigo misma y con los demás...todo el día. Ayer nos escribió y nos contó esto:
"Ayer, tuve una reunión muy importante en el trabajo, con el Directorio y unos socios y me preparé porque hay una persona que siempre tira "con dardos venenosos”
Esta situación antes me hacía mal, yo siempre me sentía menos, me sentía que no tenía argumentos, me quedaba maquinando todo el día. En cada reunión, la misma situación. Y aunque yo intentaba responder, se me cortaba la voz, me ponía nerviosa...Pero ahora todo cambió!
Miren lo que me pasó ayer: reunión de directorio, esta persona de vuelta empezó a tirar esos dardos y esta vez me arremangué, y salí a defender mi trabajo. Hablé firme y clara, pero sin perder la sonrisa. Dije lo que pensaba, sin perderle el respeto. Expresé mis emociones, sin tragarme la bronca (como hacía siempre). Usé palabras claras para expresar mi orgullo con el camino recorrido.
Una situación que antes me estresaba muchísimo, esta vez la manejé muy bien. Tan bien, que cuando todo terminó mis jefes me llamaron para felicitarme por cómo había defendido el trabajo que todos hacemos en la empresa. A lo que yo respondí “Yo estaba preparada para esta situación”.
Y lo mejor vino unos días después. En la fiesta de fin de año me dieron un premio por mi labor, mi actitud, mi responsabilidad y mi compromiso. Y me quedo con lo que todos me dijeron es esa fiesta: Sandra TE LO MERECÉS.
Este cambio es uno de los tantos que estoy haciendo desde que empecé el curso de autoestima. Cambié yo, cambié mi manera de auto-valorarme, de respetarme, de sentirme merecedora del éxito y la verdad...hoy siento que ME MEREZCO esto que me está pasando.
Gracias infinitas Verónica y Florencia por haberme ayudado a cambiar tanto, en tan poco tiempo